Amanece la ciudad
incendiada por sus tacones,
se bebe la vida
la empapa en bidones
de alcohol y sonrisas
mezclados en pasión.
Sus ojos rasgados
que rajan mi alma
encienden pecados
en pleno apagón,
sus manos inquietas
destrozan ventanas
de coches alerta
y sin dirección.
Su cuerpo es hoguera
de azufre y veneno,
tan caliente y traicionero
con solo un movimiento
me lleva al infierno
y es mi perdición.
La condenan a muerte
y paga una multa,
se libra de culpa
con firmar un autógrafo
al mismísimo Dios.
Me arranca de carrerilla
un millón de versos
que nacen de la orilla
de sus besos
empapados en mentiras
que lucen tan bien
como el sol cuando brilla,
detiene al viento
haciéndole la zancadilla,
le reta a un duelo al tiempo
y le gana de forma sencilla,
se marca imposibles
y consigue casar al sueño
con la pesadilla,
es una loca que sin tornillos
me atornilla a sus deseos,
y al quitarse la ropa
me da la puntilla.
(oh, sí, mi amor...)
Dueña, dueña, dueña
de toda esta historia,
se baña en tequila
y toma chupitos de sal
por si alguna vez amanece
y a la ciudad se le ocurre apostar,
ella vuelva a ganar.
Gioseer
Foto de @anaballesterosp